El Ministerio de la Mujer en la Iglesia, Ángel Negro
Aunque este ministerio fue dado por primera vez en un retiro de esposas de pastores, en Villa Giardino-Córdoba, en agosto de 2008, los principios bíblicos aquí expuestos no fueron solo para ellas, sino para todas las mujeres en las iglesias. La Biblia habla mucho acerca de la mujer y el ministerio que debe desarrollar, tanto en la iglesia, como en las diferentes áreas de la vida. Palabra dada por Ángel Negro en un retiro de mujeres en Villa Giardino, Córdoba, Argentina, del 8 al 10 de Agosto del 2008.
Introducción
Aunque este ministerio fue dado por primera vez en un retiro de esposas de pastores, en Villa Giardino-Córdoba, en agosto de 2008, los principios bíblicos aquí expuestos no fueron solo para ellas, sino para todas las mujeres en las iglesias.
La Biblia habla mucho acerca de la mujer y el ministerio que debe desarrollar, tanto en la iglesia, como en las diferentes áreas de la vida.
Estos principios son generales y muy amplios, ya que la mujer vive cambios continuos y pasa por diferentes etapas en la vida. No es lo mismo una mujer soltera que una casada. Embarazada, con un bebé o con varios hijos en edad escolar. El cuadro cambia cuando sus hijos vienen grandes o cuando el nido queda vacío. La mujer pre-menopáusica, pos-menopáusica o con sus períodos mestruales. Todos estos cambios hacen que ella este entrando y saliendo continuamente de nuevas situaciones.
No se pretende con este trabajo agotar el tema, pero sí establecer algunos principios que extraemos de las Sagradas Escrituras, el libro de Dios que debe regir la conducta de los hombres y mujeres que le quieren agradar.
Algunas cosas que la mujer puede hacer están claramente expresadas, otras cosas la Palabra no le permite realizar. Sobre otras hay silencio en las Escrituras, pero el contexto nos ayuda a entender el cuadro y en otras hacemos una interpretación del texto.
Aclaración: El tema de la mujer es mucho más extenso que este trabajo, este estudio no pretende ser un tratado sobre todas las áreas que abarca la vida de la mujer. Son principios sobre el ministerio de la mujer en la iglesia, aunque para esto tenemos que forzosamente entrar en otras facetas de su diario quehacer.
Dividiremos el estudio en cuatro partes para un mejor análisis del tema:
- Tres principios guías para una mejor comprensión del tema.
- ¿Qué es la iglesia?
- La mujer en el ámbito eclesiástico.
- Preguntas y respuestas.
I. Tres principios guías para la mejor comprensión del tema
1º Principio: La mujer fue creada por causa del varón.
1 Co. 11.3-15
3Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. 4Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. 5Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. 6Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. 7Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. 8Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, 9y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. 10Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. 11Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; 12porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. 13Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? 14La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? 15Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello.
El versículo 9 dice que la mujer fue creada por causa del varón. Esto fue así desde antes que el hombre pecara, por lo que entendemos que es un principio creacional. No es un principio eclesiástico o como consecuencia de la entrada del pecado en el mundo. Cuando a Jesucristo le preguntaron sobre el divorcio, él se remitió al principio de la creación (Mt. 19), dando a entender que él vino a restaurar todas las cosas para que vuelvan a ser como al principio.
Si el hombre no hubiera pecado, igualmente estaríamos diciendo que la mujer fue creada por causa del varón. Dios la hizo ayuda idónea, dice en Génesis.
La mujer fue creada por causa del varón y ¿por qué causa fue creado el varón?
Por causa del propósito de Dios. Dios quiso tener una gran familia y para esto creó al varón. Pero era imposible para el hombre cumplir con este propósito, él solo no podía hacerlo, por esta razón Dios creó también a la mujer.
El plan de Dios antecede a la creación del hombre, cuando Dios creó al hombre ya sabía que tenía que crear a la mujer, pero primero creó al hombre y luego a la mujer.
No pasó así con los animales, macho y hembra los creó, a los dos a la vez.
Pero con el hombre fue diferente, le dedicó tiempo. Formó al hombre del polvo de la tierra, le sopló en su nariz aliento de vida y después lo colocó en el huerto. Le dio mandatos claros de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, de trabajar y labrar el huerto, y de ponerle nombre a todos los animales. Cuando la casa estaba lista, hizo caer sueño profundo sobre Adán, tomó una de sus costillas y formó a la mujer.
Gn. 2.4-25
Cuando Dios creó al hombre lo hizo completo en sí mismo, sin faltarle nada. Creó a un solo ser a su imagen y semejanza y no a dos. Luego tomó de él e hizo a la mujer. Todos descendemos de Adán.
La carne del hombre y de la mujer se atraen, se buscan, se encuentran y vuelven a ser uno para cumplir con el propósito de Dios: una familia de muchos hijos a imagen y semejanza del Creador. Dios nos da la capacidad de crear, criar, formar y educar hijos para que Dios los adopte como hijos suyo.
Dios también es uno, es completo en sí mismo, es pleno. Sin embargo, para cumplir debidamente su función conforme su propósito, pero se desdobló *, se separó para hacerse Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero sigue siendo uno. No tenemos tres dioses. Toda la raza humana viene de un solo hombre, Adán, creado a imagen y semejanza de Dios. El varón fue desdoblado en varón y varona, el femenino de varón.
Al decir que la mujer fue creada por causa del varón estamos señalando:
- Que hay un orden creacional de lugar, de propósito y de oficio, que no debemos ignorar cuando tratamos el tema del lugar y la función de la mujer en el hogar, en el mundo y en la iglesia.
*desdoblar significa formar dos o más cosas por separación de elementos que suelen estar juntos.
- Que el orden establecido es: Dios, Cristo, el varón y la mujer. (1 Co. 11.3) y que este principio pone a cada uno en un lugar específico para cumplir su función, tanto en el hogar, como en la iglesia.
- Que en este orden Dios ha dado a la mujer un oficio, que no la hace inferior al varón, pero sí la ubica en una función diferente, la que debemos respetar para el buen funcionamiento del hogar, de la iglesia y para el cumplimiento del propósito de Dios.
Dios nos ha concedido funciones diferentes pero complementarias.
El apóstol no es más que el profeta o el pastor. Son funciones diferentes. El orden de autoridad y funciones no significa superioridad. Yo estoy sujeto, pero no me siento inferior, al contrario, me siento ubicado. Cuando a alguien le cuesta ubicarse, sujetarse, confesar sus pecados, rendir cuentas, es sencillamente por complejos.
En un presbiterio debe haber: (a) unidad, (b) sujeción y (c) libertad. Algunos solo toman la libertad y no rinden cuenta de nada, pero para un buen orden de funcionamiento se deben respetar los tres principios, unidad, sujeción y libertad. En un matrimonio tenemos que guardar la unidad, somos uno para toda la vida. Tiene que haber sujeción, así lo enseña la Palabra, pero la sujeción no debe ser sofocante, tiene que haber libertad. Es como el brazo y el antebrazo, hay unidad, sujeción y soltura.
Dios creó al hombre y a la mujer con un orden: 1º el hombre, 2º la mujer.
No así con los animales: macho y hembra los creó, a los dos juntos, pero no les dio la bendición como al hombre y a la mujer. El Padre, desde sus entrañas le dio al hombre aliento de vida, lo bendijo dándole de su propio Ser. El hombre recibió vida de la Vida.
Pero los animales se guían por instinto y por la fuerza. No nos olvidemos que la fuerza es el derecho de las bestias.
El pecado alteró las cosas y hoy el hombre y la mujer se tratan muchas veces por la fuerza de los instintos (a veces por bajos instintos), por fuerza o por razonamientos humanos. Hoy hay dos extremos que no son de Dios:
- El abuso de autoridad de uno sobre el otro.
- La búsqueda de igualdad en las funciones, tanto en el hogar como en la iglesia.
Muchas iglesias tienen un gobierno democrático, donde se vota y se toman las decisiones por consenso y muchos hogares funcionan de la misma manera.
Estos extremos no son bíblicos.
Con el hombre y la mujer hay un orden establecido que debemos respetar para cumplir con la misión de Dios.
La mujer fue creada por causa del varón y los dos por causa del Propósito Eterno de Dios.
2º Principio: Dios le dio a la mujer oficio
Gn. 1.27-30
27Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
Ser mujer es un oficio. Ningún hombre puede hacer las cosas que hace la mujer, porque ser mujer es un oficio y el oficio solo lo puede realizar el que lo tiene. Si alguien quiere hacer algo que no es de su oficio, hará mamarrachos.
La mujer puede desarrollar funciones que son muy propias del varón y las puede hacer muy bien. Hacer trabajos pesados, dirigir una empresa con cientos de hombres, predicar la palabra y muchas otras cosas que normalmente hace el hombre. Y las puede hacer con excelencia, aún aquellas cosas que son propias del varón. Pero que las haga bien no significa las debe hacer.
Pero ningún hombre puede hacer con excelencia funciones que son propias del oficio de la mujer.
El hombre no puede realizar “con excelencia” el trabajo de una madre con su bebé, ni darle la misma ternura, ni el mismo calor afectivo, ni cambiarle los pañales continuamente con la misma calidez con que lo hace una madre.
Criar hijos es una función primordial del oficio de mujer.
Debemos revalorizar la función de madre y ponerla en un lugar muy alto y no rebajarla al lugar de “fregona” como hace el feminismo. El machismo ha rebajado a la mujer, pero el feminismo no se queda atrás usando términos despectivos para con la mujer que voluntariamente ha decidido poner en primer lugar su rol de esposa y madre. Debemos reconocer que el feminismo ayudó a poner muchas cosas en su lugar, pero hoy se ha convertido en un enemigo de aquellas que no hacen lo que el movimiento dice. También se ha puesto en contra de muchos de los principios establecidos por Dios, como la libertad de vientres.
A muchas mujeres cuando le preguntan cuál es su ocupación les cuesta decir ama de casa porque nuestra sociedad ha menoscabado esta función considerándola de menor importancia que cualquier otra ocupación. Si este es su caso, puede contestar de esta manera: “Soy profesional del comportamiento humano desde la lactancia hasta la adultez, con especialización en nutrición, psicopedagogía y economía”.
Ser mujer es un oficio único e irreemplazable. El apóstol Pablo dice:
“Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia”. 1 Ti. 2.15.
El apóstol se refiere a la salvación de la vida y no del alma.
Pensemos en un hogar donde hay una mujer criando a sus hijos.
Una mujer como la que describe 1 Timoteo 2.15 donde dice que:
-Permanece en fe: Es una mujer que cree y confía plenamente en Dios. Esta mujer engendra un ambiente de fe en su familia. Tiene confianza en Dios, el Señor es Señor de su vida y no es solo el de los domingos en la reunión. Sus hijos aprendieron de ella y ahora saben orar, saben esperar el tiempo de Dios, creen en la obra del Espíritu Santo, creen en la iglesia y en sus pastores. Es una mujer piadosa que permanece en fe y llena su casa de confianza en
Dios.
-Permanece en amor: En su casa no hay quejas, se tratan con respeto y amor. El ambiente es cálido y la gente que llega se siente cómoda. El amor no es una palabra bonita, sino una acción continua. Sus hijos ven que alarga su mano al pobre y al necesitado, no hay avaricia y hay consuelo para el afligido.
-Permanece en santificación: No solo es santa, se santifica cada día, se guarda de lo que ve, de lo que escucha, de lo que habla. No habla mal de otros y sus hijos nunca la escucharon criticar a nadie. Es fiel a Dios y se guarda para su marido.
-Vive con modestia: No derrocha, es hacendosa, le agrada lo que es de buen gusto. Su persona es agradable. Es trabajadora. No vive para las vanidades de la vida y conoce más textos bíblicos que personajes del cine y la TV. Amén.
La mujer es el enganche entre un eslabón y otro en la cadena de la fe.
Timoteo recibió la fe de su madre Eunice y su abuela Loida. Moisés fue instruido por su madre y Samuel por Ana. Fueron el enganche entre los eslabones de la cadena generacional de la fe.
Imagínese una iglesia que perdió a sus adolescentes, sin la camada de los 12 a los 18 años. En pocos años se termina la congregación.
¿Cuál es tu oficio? MUJER
¡Con tu sexo vino incluido tu oficio!
¿Pero no vas a desempeñar otras tareas en la vida? Sí, pero ninguna va a superar a la que Dios te dio cuando te hizo mujer.
¡Bendita seas por ser mujer!
¡Bendita seas por llevar a tus hijos en tu seno!
¡Bendita sea por criar hijos de la “panza” o del “corazón”!
¡Bendita seas por enseñarle a decir mamá, papá, abu, tía!
¡Bendita seas por enseñarle a decir Jesús me ama y a cantar los primeros coritos!
¡Bendita seas por enseñarle a decir “gracias Jesús por esta comidita”!
¡Bendita seas por enseñarle que Jesús murió por él y a pedir perdón por sus pecados!
¡Benditas sean las mujeres que permanecen en fe, en amor, en santificación y en modestia!
Son el enganche entre un eslabón generacional y el otro.
La mujer debe priorizar su función en la vida y el lugar honroso que Dios le ha dado, si ella no lo hace, nadie lo puede hacer.
3º Principio: Dios le dio a la mujer autoridad
Gn. 1.27-30
27Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
Antes de la caída Dios ubicó a la mujer en el lugar de ayuda idónea. Al hombre le dio el lugar de liderazgo y a la mujer de acompañar y colaborar sabiamente en el cumplimiento del propósito eterno.
Pero también antes de la caída a los dos les dijo: sojuzgad y señoread sobre toda la creación. Aves, peces, animales terrestres, plantas, semillas. Todo está debajo de sus pies, todo está bajo el dominio de ustedes dos. A los dos les dio autoridad sobre toda la creación. Cuando vamos al Nuevo Testamento que nos habla más ampliamente sobre la familia dice:
“Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, (y les da dos tareas) (1) críen hijos, (2) gobiernen su casa”. 1 Ti. 5.14
El hombre es cabeza de la mujer -no dice de la familia- los dos están sobre toda la casa.
Al ser la mujer una autoridad bajo autoridad, no es una autoridad que puede hacer y deshacer a su antojo y como quiera, porque está bajo autoridad, pero a la vez tiene autoridad conferida por Dios cuando dice “que gobierne su casa”,y cuando dice “sojuzgad”.
El hombre es cabeza y autoridad sobre su esposa, pero como a ella también le fue conferida autoridad, la autoridad del hombre está puesta en estrecho cuando le dice que debe “tratarla como a vaso frágil y no ser áspero con ella”.
El equilibrio que Dios ha puesto en el matrimonio es fantástico, que solo se puede dar en un ambiente de amor. Pero lo cierto es que los dos tienen autoridad sobre los hijos y los bienes de la casa.
Es como el gerente y el presidente de una empresa. El gerente se mueve y actúa con total libertad, como si fuera el presidente o dueño de la empresa, pero él sabe que tiene a otro sobre él. Los dos quieren que la empresa vaya adelante, pero cada uno cumpliendo su función. Lo cierto es que cualquier ejemplo que demos es pobre para ilustrar la relación matrimonial, ya que en el hogar cada uno cumple su rol y hace todo con mucho amor. Un gerente o un presidente son reemplazables, pero el cónyuge no. No estoy con mi marido o con mi mujer porque es el mejor del mundo, el más capaz, el más inteligente o el más sabio, sino porque nos amamos y por el pacto para toda la vida que hemos realizado.
El mejor ejemplo de sujeción en amor es la Trinidad.
La mujer multifuncional:
Seguramente al llegar a este punto surge la pregunta ¿la única función de la mujer es la de ser esposa y madre?
No.
La mujer puede cumplir diferentes funciones o tener varias ocupaciones a la vez. Puede ser esposa, madre, profesional o empleada, servir en la iglesia y ayudar a sus padres enfermos. Su campo es muy amplio.
Además como decíamos anteriormente ella esta en constantes cambios. No es lo mismo cuando es soltera que cuando se casa, o cuando tiene varios hijos en edad escolar. El cuadro cambia cuando los hijos se casan o cuando hay lisiados permanentes en la familia. Cada caso es diferente y su situación social puede variar de un momento para otro muy rápidamente. Diferente es el caso del hombre, como principal proveedor del hogar, su situación es más estable.
Pero vuelvo a repetir, estos son principios generales y estableciendo como prioridad su función de esposa y madre.
No obstante hay mujeres que tienen que salir a trabajar fuera de su casa. Los tiempos cambiaron y en muchos casos los dos tienen que trabajar para el sustento familiar o para darles a los hijos una mejor educación y futuro.
Hay mujeres que sin dejar de atender sus funciones dentro de la familia son muy buenas comerciantes o desarrollan actividades lucrativas desde sus propios hogares.
También están las que son profesionales con toda una carrera por delante y las que cumplen un horario como empleadas en el comercio o en alguna institución.
La mujer de Pr. 31 es multifacética. Es muy laboriosa y esforzada, es artesana y comerciante a la vez. Aparte de sus tareas familiares cumple funciones fuera de su casa y aporta para el sustento familiar.
Pero lo notable es que no descuidó a su familia. Sus hijos y su esposo están bien cuidados. Trata con honra a su marido, por eso él puede sentarse a la puerta de la ciudad, lugar reservado para los hombres honorables de la ciudad, con un respaldo y una trayectoria que le confiere este trato de excelencia.
La mujer puede hacer muchas cosas, es muy capaz y tiene una voluntad inquebrantable. Pero ninguna de las cosas que haga debe atentar contra su familia, por el contrario, debe ser a favor de los suyos. De nada sirve ganar el mundo y perder a sus hijos.
No significa que porque la mujer este siempre en su casa los hijos se salvarán, eso solo no es garantía, si la mujer es súper quejosa los hijos la quieren lejos de casa.
Hay mujeres que trabajan fuera de su casa y sus hijos son excelentes.
Cada matrimonio debe saber manejar el momento que esta viviendo. Lo ideal es que una madre pase los primeros años de la vida de sus pequeños con ellos y se desarrollen emocionalmente sanos. La adolescencia es un tiempo donde los hijos necesitan mucho de papá y mamá. Ese tiempo dedicado a ellos es invalorable. Es tiempo de mucho esfuerzo y dedicación de los padres.
Cada tiempo y cada situación en cada familia se debe resolver buscando la guía del Señor y el mejor consejo, priorizando los valores eternos.
Para que no pase como en algunos casos donde la mujer alcanzó una profesión (con el sacrificio de toda la familia), y esto derivó en una independencia económica y terminó en divorcio. Nunca, nunca cambiemos por espejitos de colores.
Nuestros objetivos no son los del mundo, por lo tanto la meta de la vida debe marcar una diferencia en nuestras decisiones y prioridades.
El tema de la mujer es mucho más largo y extenso, pero como dijimos al principio, esto no es un tratado sobre la mujer, sino principios sobre el ministerio de la mujer en la iglesia.
Con estos principios y entendiendo cual es el oficio principal de la mujer, vamos al ámbito de la iglesia.
La primera pregunta que tenemos que responder es:
II. ¿Qué es la iglesia?
¿Qué es la iglesia?
Si no sabemos responder bien a esta pregunta nos vamos a confundir.
Hoy todos entendemos (por lo menos en Comunidad Cristiana) que la iglesia no es el edificio. Ya no le llamamos al edificio o al lugar de reunión “iglesia”, ni siquiera templo, pero seguimos relacionando a la iglesia con lo que se hace en el edificio. Para muchos la iglesia es la reunión. Cuando se habla de la iglesia la mayoría piensa en la reunión. Cuando alguno hace la pregunta: ¿Cuál es el ministerio de la mujer en la iglesia?, siguen estas otras preguntas: ¿Puede predicar? ¿Puede enseñar? ¿Puede presidir la reunión? ¿Puede casar? ¿Puede ministrar la cena del Señor? y otras preguntas similares, pero en su mayoría relacionadas con la reunión más grande de la congregación, con la que se hace en el edificio donde se reúnen habitualmente los santos de esa localidad.
¿Qué es la iglesia?
La iglesia es la reunión dominical, pero es mucho más que eso, y la mayor parte de las actividades de la iglesia se realizan fuera del encuentro dominical. La iglesia es el pequeño grupo en una casa, son los 2 ó 3 que se juntan para orar, es el encuentro personal de edificación y consejería. Son los 2 hermanos que van a visitar a un apartado o a una persona nueva. También cuando se junta un grupo de hermanos para recibir la confesión de un arrepentido y perdonarle en el nombre del Señor, o cuando se juntan 3 familias para comer y tener comunión. Cuando los jóvenes se reúnen en la plaza para hacer una obra de teatro y evangelizar, ahí está la iglesia. Cuando ayudan a una anciana con su casa y le arreglan el techo para que no le entre agua, o un grupo de mujeres tejen para los niños pobres. Cuando predican en la cárcel, en el hogar de ancianos, en el orfanato o en el hospital, también ahí está la iglesia. Cuando hacen una hora feliz o visitan a un enfermo en su aflicción. Cuando ayudan a una pareja que vivía en concubinato y ahora quieren casarse. Cuando se disciplina al inmoral por sus reiterados adulterios o se excomulga al no arrepentido, la iglesia está presente. Cuando se juntan 6 hermanos para preparar el campamento de niños y pasan horas y horas armando los talleres, los juegos y las lecciones, seguro que está la iglesia. En la larga llamada telefónica para alentar al afligido y en las horas que pasan los músicos ensayando y los sonidistas arreglando los equipos. Y en la reunión de líderes, y en la de obreros, en la de discipuladores, y en la de maestros está la iglesia. La iglesia está en el grupo casero donde se edifica, se amonesta, se corrige, se anima, se contestan las preguntas, se evangeliza y se trae a los nuevos convertidos al Señor. Es el lugar donde se pone en práctica el amor. La iglesia está en el nacimiento de un nuevo bebé y con hermanas que lo visitan llevándole ropa, un cochecito, un moisés, mantas y cantidades de cosas que la nueva mamá necesita para su niño. También está en la presentación del mismo en la congregación cuando ante la pregunta del pastor: ¿se comprometen a criar este hijo que Dios les dio, y orientarlo en la palabra de Dios?, seguro que está la iglesia con su bendición. La iglesia está cuando se lo bautiza, asiste a la escuela dominical, cuando participa de los campamentos, se pone de novio, se casa, y cuando estos presentan a su bebé. También la iglesia está al lado del enfermo y en su sepelio diciéndole: hasta pronto. Bendecimos a Dios por la iglesia, que desde que nacemos hasta la muerte esta presente.
Jesús envió a sus discípulos de dos en dos para predicar y la iglesia desde sus comienzos se juntaba en el templo y por las casas, según nos describe el libro de Los Hechos.
Todo esto y mucho más es la iglesia.
Por supuesto, las actividades donde nos reunimos y estamos todos juntos también son de suma importancia. Todas son necesarias.
En Hechos 15 dice que se juntó toda la iglesia y luego solo los apóstoles y los ancianos para tratar el tema de la circuncisión.
La iglesia es multifacética, multiforme y multifuncional. Sus actividades son variadas, diversas, homogéneas y heterogéneas, y está en todas partes. La iglesia es viva y dinámica y no se limita a una actividad centralizada, cuando se llega a esto, se convirtió en una religión llamada cristiana.
Todos formamos un cuerpo y funcionamos entrelazados. Nunca independientes y nunca formando “rancho aparte”, esto es división aunque en algunas actividades estemos todos bajo el mismo techo. La división no depende de la estructura sino del corazón.
Cuando miramos a la iglesia como a una familia, la participación de la mujer cobra gran valor. Así como en una familia ella es de suma importancia, de la misma manera en la iglesia.
En los grupos caseros la mujer se mueve como pez en el agua. Ella cumple una función más que sobresaliente. Aconseja, participa, ora con una, con otra, con todos, comparte sus experiencias, profetiza, sirve, recibe confesiones, llora con una, ríe con la otra, le llama la atención a una tercera, junta dinero para una cuarta, se arrodilla a orar con la afligida por un marido golpeador.
La iglesia funciona más descentralizada que centralizada.
Si vemos a la iglesia como una familia, la actividad de la mujer es altísima y de mucho valor. Pero si el modelo de iglesia que tenemos es congregación-sinagoga, es muy limitado. Si todo gira en torno al culto dominical, es porque hemos perdido la perspectiva de lo que es la iglesia según las Sagradas Escrituras.
Valoremos y tengamos en gran estima el trabajo que realizan las mujeres en todas estas áreas.
III. La mujer en el ámbito eclesiástico.
Teniendo una perspectiva más clara de lo que es la iglesia, ahondemos aún más en el servicio de la mujer en la vida eclesiástica.
Las mujeres estaban incluidas en los equipos apostólicos y pastorales.
Mr. 15.40
40También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, 41quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Lc.8.1-3
1Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, 2y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.
Todos estos pasajes nos dan una clara idea que las mujeres cumplían una función muy importante en las nacientes comunidades.
Marcos dice que en el equipo de Jesús y los apóstoles había mujeres que “le servían y le seguían”. Y Lucas agrega que Jesús y los apóstoles viajaban por todas las ciudades y aldeas predicando y varias mujeres “les servían de sus bienes”.
Las mujeres eran parte del equipo apostólico de Jesús. Por lo que leemos no eran la parte más visible, pero se nota que eran una pieza necesaria para el trabajo apostólico. Como en un programa de TV, uno está delante de las cámaras, pero detrás de él hay un equipo de producción de 40 personas. Podemos imaginarnos que aparte de ocuparse de las necesidades básicas como ropa, comida y hospedaje, se dedicarían a las otras mujeres que se acercaban buscando ayuda y orientación. No podemos olvidarnos que en el equipo de Jesús hacían limosnas para los más necesitados. (Jn. 13.29)
Cuando llegamos a Hechos 1.14 nos encontramos que las mujeres junto con los apóstoles perseveraban en oración y ruego.
En los equipos apostólicos misioneros que plantaron las primeras obras en Israel y fuera de sus fronteras, también había mujeres que les servían.
1 Co. 9.3-10
3Contra los que me acusan, esta es mi defensa: 4¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? 5¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? 6¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? 7¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño?
8¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? 9Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, 10o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto.
Pablo se defiende de algunas acusaciones diciendo que él y Bernabé también pueden llevar a algunas hermanas para que les sirvan. Por todo el contexto se nota que tiene que ver más con el sustento de ellos y como un equipo de apoyo para el trabajo con las mujeres, ya que no era costumbre que el varón tratara mucho con ellas.
Los discípulos de Jesús se asombraron que Jesús hablaba con una mujer (Jn. 4.27) y no porque esta era samaritana, sino porque era mujer.
Hoy los varones deberíamos seguir este mismo criterio, que las mujeres discipulen a las mujeres.
Cuando llegamos a las iglesias ya constituidas encontramos a la mujer también en otra función.
Ro. 16.1-4
1Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; 2que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo. 3Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, 4que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles.
Febe significa Radiante, Luminosa.
Pablo la elogia sobremanera, la recomienda tanto que impresiona cuando dice: “ha ayudado a muchos y a mí mismo”. Ella era de la iglesia de Cencrea, ciudad portuaria cerca de Corinto, en Grecia. Por alguna razón ella se trasladó a Roma y Pablo la recomienda muy expresamente y le pide a la iglesia que la ayuden en todo lo que necesite.
Tantos elogios y tanta recomendación destacan la importancia que Pablo le da a la función de la mujer en la iglesia.
En el v.3 Pablo nombra primero a Priscila, antes que a su marido Aquila, destacando la importancia del trabajo de la mujer como colaboradora del apóstol. Colaborar significa laborar-con o, trabajar juntos. No es la chica de los mandados, trabaja a la par.
La forma en que destaca a Febe y Priscila nos da a entender que no solo ayudaban en las necesidades físicas, sino también espirituales para la edificación de las iglesias.
Todo esto muestra que las mujeres pueden ser parte de un equipo apostólico o pastoral.
-¿Qué lugar ocupan las diaconisas?
Si todas las mujeres pueden servir a los santos, a hacer bien a los necesitados, predicar la palabra, enseñar a las mujeres más jóvenes y a los niños, etc.; el lugar de las diaconisas es de mayor relevancia. Es un lugar de ascendencia y de dirección en algún área de servicio a los santos, como también en algún servicio desde la iglesia al mundo. Llámese comedores, huérfanos, literatura, radio, TV. y mil cosas más. Si tomamos Hechos 6 como el comienzo de la diaconía, la tarea que le fue encomendada fue muy específica. A ellos les encargaron la distribución, administración y organización en el reparto de los alimentos para las viudas.
Diácono y Diaconisa deben estar al frente de diferentes áreas: administración del dinero y bienes, atención de los necesitados y los enfermos, trabajo con los niños, distribución de ropa y alimentos, atención de mujeres solas o en situación de riesgo, tareas administrativas, etc.
En Tito dice que las ancianas enseñen a las más jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos.
Tit. 2.3-5
3Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; 4que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, 5a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
¿Qué deben hacer?
¿Cómo deben enseñar?
¿Qué es enseñar a amar al marido?
Si las ancianas lo pueden hacer, con más razón las diaconisas. Enseñar a amar es enseñar comportamiento, criterios, ubicación, trato. Es enseñar a vivir correctamente. Es enseñar todo lo aprendido de sus pastores sobre crianza de los hijos. Sobre todo esto hay mucho material y mucha experiencia. Ellas pueden tener cursos intensivos y programados para enseñar sobre el trato con el marido y la educación y crianza de los hijos.
Hasta aquí vimos que la mujer tiene un campo muy amplio de trabajo:
- Durante la semana en diferente tipos de relaciones y servicios.
- En el grupo casero tiene una importancia vital para su funcionamiento.
- Colaborando en los equipos apostólicos, misioneros y pastorales en todo lo que necesiten o haga falta. Cuando pensamos en una mujer misionera, entendemos que debe funcionar bajo cobertura apostólica.
- La diaconía:
Hasta el siglo X los diáconos fueron muy útiles en el servicio a la iglesia, luego se tergiversó la función y dejaron de serlo.
La diaconía la podemos separar en las siguientes áreas:
- Diaconía de la liturgia. Todo lo concerniente al culto y a los encuentros públicos. La música, el canto, la organización y las actividades en las reuniones, la ministración a los enfermos y endemoniados. La atención de los nuevos en la fe y muchas otras cosas que los ancianos de la iglesia crean conveniente.
B) Diaconía pastoral. Es todo lo concerniente a la orientación, consejería y edificación de las personas. Enseñar la palabra para que la pongan por obra (enseñar a amar a sus maridos e hijos), a mujeres y menores de edad.
- Diaconía de los necesitados. Es todo lo concerniente a las personas con necesidades económicas, de abrigo, de salud o alimento. Incluye también la atención a los enfermos, huérfanos y desamparados. También a las que sirven en un voluntariado en los hospitales, drogadependientes, madres solteras, chicos de la calle.
- Diaconía de la administración. Todo lo que concierne a la administración de bienes y dinero. Como así también toda el área tan basta como la literatura y la difusión del evangelio por los diferentes medios de comunicación.
- Enseñar la palabra para que la pongan por obra (enseñar a amar a sus maridos e hijos), a mujeres y menores de edad.
La mujer y el ejercicio de los dones.
No hay ninguna mención que los dones espirituales son para los hombres solamente. Hombres y mujeres pueden recibir y ejercer los dones espirituales. (1 Co. 12.1-14)
Pablo dice: la mujer que ora o profetiza. 1 Co. 11.5.
Felipe tenía cuatro hijas profetizas.
Hch. 21.8-9
8Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. 9Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.
Los dones espirituales que se mencionan en la carta a los Corintios son: palabra de sabiduría, de ciencia, fe, sanidad, hacer milagros, profecía, discernimiento de espíritu, lengua, interpretación de lenguas.
La mujer puede levantarse en la congregación y dar una palabra profética, de consolación, de edificación y de exhortación.
1 Co. 14.3
3Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
La profecía está muy ligada a la palabra de ciencia, sabiduría, discernimiento de espíritu.
Aquí viene la gran pregunta.
¿Puede la mujer echar fuera demonios? Como echar fuera demonios está muy ligado a los dones de palabra de ciencia y discernimiento de espíritu, puede hacerlo pero guardando 1 Co. 11.10, con la cobertura necesaria por causa de los ángeles caídos. Pero también por causa de los ángeles que están a favor nuestro, ya que si la mujer está bajo cobertura, ellos, como servidores de los santos, vendrán en su ayuda.
10Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.
Al echar fuera demonios es mejor que se haga entre varios, para un mejor ejercicio de los dones. Muchas mujeres disciernen muy rápido cual es el problema de la persona a la cual se le están echando fuera los demonios. Siempre es mejor que sea un trabajo en equipo. Por cierto están las excepciones como cuando una mujer está sola con otra y hay manifestación de demonios. Pero estamos tratando con las reglas y no con las excepciones.
Alentamos a todas las hermanas a buscar los dones espirituales y a participar muy activamente en la vida de la iglesia.
IV. Preguntas y respuestas sobre lo que puede hacer y lo que no debe realizar.
-¿Qué cosas, según las sagradas escrituras, no debe hacer la mujer en las reuniones congregacionales?
Estamos mencionando reglas generales y no excepciones.
No hagamos nunca de las excepciones la regla.
-Puede ejercer los dones carismáticos.
-Puede profetizar.
¿Qué es profetizar?
Generalmente lo que escuchamos son palabras proféticas, que son más bien breves.
Pero hay profecías que no vienen solo en el momento de la reunión, en un momento de inspiración. Son palabras que se vienen acumulando en el corazón, que se maduran en los tiempos de oración, que siguen creciendo en la meditación durante el día y la noche. Que no dejan tranquila a la persona y en algún momento la tienen que volcar.
Estas profecías suelen ser más extensas que las palabras proféticas inspiradas en un momento de la reunión.
Estas profecías también las mujeres las pueden volcar a la iglesia. El otro camino que muchas prefieren es compartirlas con sus pastores y que ellos resuelvan como actuar. Los dos caminos son válidos. Pero siempre sabiendo que toda profecía (tanto de varones como de mujeres), debe ser juzgada, o antes o después de ser expuesta.
-Puede orar, cantar, cantar en el espíritu, bendecir al Señor.
-Puede ser diaconisa y llevar adelante un área de servicio aún en las reuniones generales.
-Puede enseñar la palabra recibida de sus pastores a mujeres y niños. Su trabajo en la Escuela Dominical, con los campamentos, en las horas felices es invalorable. También con los adolescentes y jóvenes.
-Puede trabajar con las mujeres de todas las edades. Desde la niñez hasta la ancianidad. En la adolescencia con sus mil preguntas. En la juventud cuando necesitan mayor orientación. Con la mujer casada cuando busca una amistad profunda y confidente y consejos para la economía, crianza de los hijos y relación matrimonial. Con las viudas, las solteras grandes, las que quedaron solas por el abandono de sus maridos y tantas otras situaciones donde los pastores no podemos llegar y donde siempre es mejor que lo haga una mujer.
-Puede evangelizar.
-Puede dar testimonio público de su fe.
-No puede enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre.
1 Ti. 2.12, 12Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
Por lo tanto no puede ejercer los ministerios que son propios del magisterio de la iglesia, citados en Ef. 4.11: Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros.
-No puede pastorear ni gobernar.
-¿La esposa del pastor es pastora?
La esposa del doctor ¿es doctora? No. No por ser esposa del pastor es pastora. Pastor es una función de gobierno, es parte del magisterio de la iglesia. Pero ella ejerce la función pastoral junto a su esposo. No tiene el cargo pero sí la función. Es como un responsable de grupo casero, enseña, cuida, pastorea, ejerce una función sin ser pastor. Lo mismo la esposa del pastor. Aconseja, enseña, ministra a las personas. ¡Que trabajo impresionante hacen estas santas mujeres en la vida de la iglesia! Con todas las esposas de pastores que hablé no les interesa gobernar, pero sí cumplir con esta función de servir a los santos.
Tenemos que separar función de cargo.
-¿La esposa del diácono es diaconisa?
No. Él puede ser diácono y ella no. Ella puede ser diaconisa y él no. Los dos pueden ser diáconos. El diaconado es una función sobre algún área de servicio de la iglesia.
-¿Puede dirigir el culto congregacional?
Pero vuelvo a preguntar: ¿Qué es un culto o reunión congregacional?
Nosotros estamos acostumbrados a las reuniones donde un hermano con cierta capacidad toma el micrófono y nos hace cantar, ora, alienta a la congregación con palabras de ánimo, o con palabras de fe, nos invita a levantarnos, a dar un aplauso, a repetir un texto, y diferentes cosas más durante 1 ó 1 ½ hora.
Dice en 1º Co. 14.26
“¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación”.
Esto es algo diferente. Esto habla de pluralidad, es un grupo muy participativo. Hay salmos-canciones, hay palabras, hay revelación profética, hay interpretaciones. Esto es muy diferente a una listita de canciones conocidas. Hace falta discernimiento, percepción espiritual, escuchar al que esta a mi lado para juzgar lo que esta pasando, hace falta pluralidad y en una pluralidad debe haber mujeres espirituales que participen de la dirección del culto.
Una cosa en enseñar un corito, dirigir una parte del culto, hacer cantar y dar expresiones de alabanzas, y otra es llevar a la congregación y conducirla a Dios.
¿Por qué es diferente?
Porque para conducir bien una reunión y llevar al pueblo a lo que el Espíritu Santo quiere hacer tiene que tomar control y ejercer autoridad sobre toda la congregación. Una cosa muy diferente es si lo hace junto con su marido, no que él esté detrás de ella, sino junto a ella. Él toma la ascendencia congregacional, aunque ella tenga palabras de revelación y de inspiración. Pero él conduce y ella se sujeta a él. Un buen ejemplo son Juan Carlos Rebrej y su esposa Montse.
Podría ser que no sea su marido, sino algún hermano con altura espiritual y que conoce el mover de Dios, pero lo mejor es en pluralidad y más de dos, pero todo depende de cada situación en particular.
Hoy tristemente muchas reuniones las dirigen personas que saben cantar y son simpáticos, pero no conocen a Dios ni el mover del Espíritu Santo.
-¿Puede una mujer enseñar en una reunión mixta, donde hay hombres y mujeres?
Dice en 1 Ti. 2.12
“Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”.
No, salvo en aquellas excepciones que concedan los pastores de la iglesia, pero no como una situación permanente. También puede darse en lugares nuevos donde no hay varones que puedan hacerlo. En estos casos también puede conducir el culto.
Pero hay situaciones donde los dos pueden enseñar, por ejemplo en un encuentro de matrimonios. En estos casos los dos están compartiendo una enseñanza y su experiencia de vida familiar.
¿Qué significa lo que dice en estos siguientes versículos?
1 Co. 4.34-35
34vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. 35Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.
1 Ti. 2.11-12
11La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. 12Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
En los dos pasajes hay una palabra que se repite APRENDER. El no hablar en público está relacionado con el aprender, con saber, con indagar más específicamente sobre algo
En 1 Co. 14.23-35, que es el pasaje más extenso y casi único que nos habla de una reunión congregacional, varias veces menciona que todos pueden ejercer los dones de profecía, lenguas, interpretación, además de Salmos, doctrina y revelación. Parece incoherente que después de todo esto les diga que no pueden hablar.
Por lo que se nota en los dos pasajes, parecería que está relacionado con preguntar o hablar para aprender, para indagar más profundamente sobre algo que se esta enseñando. Entiendo que lo que no es decoroso para el apóstol, es que se haga una discusión o una controversia sobre aquello que la mujer no entiende o no está de acuerdo.
Si un pastor está enseñando en la iglesia y una hermana pregunta por algo que no le es claro, él le responde y ella insiste y se produce un desacuerdo, la situación se pone incómoda. Quizás esa es la razón por la que le dice que pregunte en casa. Ella tiene una cabeza que es su marido o su padre, el pastor no es el que la debe ubicar en su lugar, no debe sobrepasar a quien es su cobertura.
Hoy diríamos que no es sano que se discuta públicamente entre un pastor y una hermana. Podría darse el caso que en la discusión podría salirse de bajo de cobertura y se abra una brecha de influencia espiritual y traiga malestar a la vida de la iglesia.
-Si las mujeres pueden ser parte de un equipo apostólico o pastoral ¿qué grado de ingerencia tienen? ¿pueden opinar, pueden disentir?
Por supuesto. Son incluidas para que participen, para que opinen, para que sugieran, para que presenten proyectos, manteniendo siempre el orden que corresponde según la Palabra del Señor. Todos sujetos los unos a los otros. Los fieles diáconos y sujetos a sus pastores y estos a los apóstoles.
-En un grupo nuevo, donde hay pocas personas ¿puede la mujer enseñar, dirigir la alabanza?
Cada situación puntal se debe analizar y buscar la mejor salida. Son los pastores locales los que deben darle la solución más adecuada.
Pero tratándose de obras nuevas, o donde las personas no tienen la formación que corresponde y hay mujeres que pueden llevar adelante la tarea, deben hacerlo hasta que se pueda dar una mejor situación.
Pero hay obras que después de mucho tiempo siguen igual, las mujeres van al frente con todo y los hombres están quietos. En estos casos hay que trabajar con los varones haciendo retiros y encuentros con ellos y mostrarles su responsabilidad y llevándoles a que asuman su lugar. Es muy importante que los hombres no sean flojos, sino que tengan un comportamiento varonil como nos enseña la Palabra de Dios.
-¿Qué hace una mujer en una tribu lejana?
¿Puede bautizar, casar, disciplinar, presidir la cena del Señor, mediar, juzgar, etc?
Los campos misioneros son muy, pero muy diferentes unos a otros. Son tan dispares que sería muy extenso poder enumerarlos. Una misionera o dos o más, deben funcionar bajo cobertura apostólica y a él le corresponde tomar las decisiones para cada caso. No obstante, hay situaciones donde cada uno debe tomar por sí mismo la decisión que más convenga, bajo la guía y dirección del Espíritu Santo.
-¿Cómo puede una mujer funcionar tan ampliamente en dones y ministerios, cuando por años estuvo relegada por sus pastores?
Es necesario enseñar a los pastores y a toda la iglesia. Esto no es una “nueva doctrina” como algunos preguntan, es sencillamente lo que entendemos de la Palabra de Dios. Si no se actuó de esta manera, debemos actuar con paciencia y poco a poco implementarlo en nuestras comunidades.
-¿Si las mujeres se mueven más en los dones carismáticos como se enseña en este estudio, no será que los varones quedarán más relegados?
La pregunta es buena.
Pero no hay que bajar a las mujeres para que crezcan los varones, o relegarles a ellas porque ellos no se mueven, hay que trabajar más con los hombres para que ocupen su lugar.
Conclusión:
Dios le ha dado a la mujer un lugar de privilegio y de honra. Le ha dicho al hombre que sea su amparo, su cobertura y que la trate con delicadeza.
Le dio el privilegio de llevar un ser con vida dentro de ella y de poder criarlo para que viva eternamente con Dios.
La compara como a la esposa del Cordero usando la figura del matrimonio.
Le dio una sensibilidad y un discernimiento muy especial para escuchar al Espíritu Santo, recibir palabras proféticas y percibir espiritualmente las cosas, siempre y cuando respete los límites, no moviéndose fuera de la cobertura que tiene sobre su cabeza.
Le dio en la vida de la iglesia un área muy amplia de trabajo y puede llegar a lugares donde el hombre no alcanza.
Su trabajo es fundamental para el desarrollo y crecimiento de la casa del Señor.
El Señor espera ver cada vez más mujeres así:
Que estén sujetas a sus maridos, para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas
Que tengan una conducta casta y respetuosa.
Que se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia; y sobre todo con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
Que piensen y se preocupen cada vez más en su vestido interno, el del corazón, en el incorruptible adorno de un espíritu afable y apacible, que es de muy grande estima delante de Dios.Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que sabían esperar en Dios. Esta es la orientación que nos dan nuestros queridos apóstoles San Pedro y San Pablo. Amén.